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BERLANGA

Cartel conmemorativo de Luis García Berlanga

Al final, en lo absurdo está lo humano, y en lo humano, la verdad.

Luis García Berlanga: el genio del absurdo que reflejó a España

Este mes de diciembre de 2024 he finalizado en la Universidad de Alicante un taller sobre escritura de guiones cinematográficos. Revisamos películas, guionistas y directores, sobre todo norteamericanos. Wilder. Hitchcock. Ford. No estuvo mal. Aprendí cosas. Pero cada vez que terminábamos, pensaba en otros nombres. En otros directores. Pensaba en Berlanga. No se habló de su filmografía. Supongo que no había tiempo. O no era el enfoque. Pero para mí, Berlanga siempre está ahí. Este texto es sobre él. Sobre lo que fue y sobre lo que sus películas siguen siendo.

Luis García-Berlanga Martí (Valencia, 1921) no solo dirigió películas: construyó un lenguaje propio para mostrar las contradicciones de la sociedad española. Con ironía y humor, atravesó la censura y retrató temas prohibidos sin pronunciarlos. Su cine refleja el poder, la burocracia y la moral, usando el absurdo como herramienta crítica. No hay héroes, sino personajes atrapados en sistemas que no entienden. En ellos se reconoce la impotencia colectiva. Su mirada es mordaz, pero nunca pesimista: siempre hay espacio para la risa, incluso en la tragedia. Ese equilibrio lo convierte en un referente irrepetible.

Características esenciales del cine de Berlanga

  • Crítica social y política indirecta, pero incisiva.
  • Uso del absurdo como herramienta narrativa.
  • Personajes atrapados en sistemas disfuncionales.
  • Humor que suaviza y refuerza la denuncia.
  • Planos secuencia para crear caos organizado.

Retrato relacionado con la obra de Berlanga

Los personajes, los actores y el legado de Berlanga

En el cine de Berlanga no hay héroes ni villanos, solo personas atrapadas en sistemas que no comprenden: funcionarios, alcaldes, curas, burgueses, campesinos… Todos enfrentan situaciones absurdas que reflejan una sociedad desbordada por burocracia y prejuicios.

Aunque la crítica es constante, nunca cae en el pesimismo. Sus historias recuerdan que la risa siempre está cerca, incluso en el caos. Ese equilibrio entre humor y reflexión mantiene su cine vigente.

Berlanga también fue un maestro en la dirección de actores. José Isbert, Alfredo Landa o Pepe Sacristán aportaron verdad, ironía y emoción contenida a personajes que parecen extraídos de la vida real.

Su legado no son solo premios, sino una forma única de hacer cine: crítica sin panfleto, humor con intención y sátira con alma. Hoy sigue siendo una referencia esencial para entender la relación entre poder, sociedad y el absurdo humano.

Cinematografía destacada para mí

Bienvenido, Mister Marshall (1953)

Una sátira sobre el conformismo y la ingenuidad de la España de posguerra. En un pueblo andaluz, los vecinos se preparan para la llegada de diplomáticos estadounidenses. Se visten de flamencos y montan espectáculos… pero la realidad es otra. Berlanga denuncia, entre risas, la manipulación política y los sueños vacíos de una sociedad necesitada.

Plácido (1961)

En plena Navidad, se lanza una campaña franquista: “Siente a un pobre a su mesa”. Plácido, un humilde hombre contratado para el acto, se convierte en un símbolo de caridad. Berlanga lanza aquí una de sus críticas más feroces a la hipocresía burguesa. Fue nominada al Óscar a Mejor Película de Habla No Inglesa.

Imagen promocional

El verdugo (1963)

Comedia negra y demoledora crítica a la pena de muerte. José Luis, joven enterrador, se ve forzado a heredar el oficio de su suegro: verdugo del Estado. La película revela el horror cotidiano de una función institucionalizada. Una sátira sobre la obediencia, la normalización de la violencia y la doble moral de una sociedad cómplice.

La Trilogía Nacional

La escopeta nacional (1978)

Con La escopeta nacional, Berlanga inauguró su célebre Trilogía Nacional, escrita junto a Rafael Azcona. La película retrata con sátira la España de la Transición, mostrando el tráfico de influencias del tardofranquismo. En una cacería organizada por el empresario catalán Jaume Canivell, ministros, aristócratas y oportunistas negocian favores y contratos, evidenciando cómo las élites se adaptan al nuevo orden democrático.

Con humor negro, diálogos afilados y sus característicos planos secuencia, Berlanga disecciona la hipocresía y la ambición que sostienen el sistema. Más que una comedia brillante, es un documento crítico imprescindible para entender las inercias del poder en España.

Patrimonio nacional (1981)

Tras la muerte de Franco, el marqués de Leguineche regresa a Madrid decidido a recuperar influencia. Berlanga retrata la nobleza arruinada que intenta sobrevivir mendigando favores en la monarquía restaurada. Una sátira feroz sobre la adaptación oportunista de las viejas élites.

Nacional III (1982)

Con el triunfo socialista, los Leguineche traman sacar su fortuna a Francia. Entre enredos y absurdos, Berlanga muestra el miedo y la codicia de las clases altas ante el cambio político. Un cierre brillante para una trilogía que es historia viva del cine y de la sociedad española.

La vaquilla (1985)

En plena Guerra Civil, un grupo de soldados republicanos recibe una misión insólita: robar la vaquilla destinada a las fiestas del bando nacional. Lo que empieza como una operación estratégica termina siendo un desfile de torpezas y situaciones absurdas, reflejo del sinsentido de la contienda.

Con su inconfundible humor negro, Luis García Berlanga convierte la tragedia en sátira, criticando el fanatismo, la miseria y la inutilidad del enfrentamiento fratricida. La película evita el maniqueísmo: republicanos y nacionales aparecen igual de ridículos y vulnerables, unidos por el hambre y la necesidad de sobrevivir.

La vaquilla es una de las grandes comedias antibélicas del cine español, capaz de provocar risa y reflexión a partes iguales.

Todos a la cárcel (1993)

Tráiler de “Todos a la cárcel”.

En una cárcel valenciana se celebra un encuentro entre antiguos represaliados del franquismo, hoy convertidos en burgueses, y presos comunes. La situación da pie a una sátira esperpéntica donde se cruzan corrupción, memoria manipulada y un olvido interesado. Berlanga firma una tragicomedia amarga sobre la posmemoria y el cinismo político, que le valió el Goya al mejor director.

El cineasta no solo dirigió películas: creó un lenguaje propio, un estilo reconocible que lleva su nombre. Su mirada irónica convierte el dolor en humor, revelando las miserias de un país que prefiere barrer sus fantasmas bajo la alfombra. Con esta obra, Berlanga nos recuerda que reír es, a veces, la única forma de entender lo que otros insisten en ocultar.

SERIES ESPAÑOLAS

 



Toda mala película tiene secuela garantizada



El auge de las series españolas en los últimos años ha demostrado que su industria audiovisual no tiene nada que envidiar a las superproducciones americanas o internacionales. Obras como La Casa de PapelLa Unidad o Hierro reflejan un nivel de calidad narrativa y técnica sobresaliente, capaces de competir en el mercado global. Sin embargo, como en cualquier cinematografía, conviven propuestas destacables con otras que no alcanzan los estándares deseados, como Malaka o Entrevías, donde fallos de ambientación o guion limitan su impacto. Este recorrido por las series vistas busca ofrecer una visión crítica y matizada del panorama actual de la ficción española.





ANTIDISTURBIOS

Seis agentes de las Unidades de Intervención Policial quedan bajo investigación tras un desalojo que termina en tragedia. Antidisturbios es una miniserie intensa que combina thriller y drama para explorar la tensión profesional, la presión interna y los dilemas éticos dentro de la policía.

Rodrigo Sorogoyen imprime su sello con cámara en mano, planos secuencia y un ritmo que transmite urgencia. La recreación de los operativos es hiperrealista, mostrando la crudeza del trabajo policial sin artificios.

Más allá de la acción, la serie destaca por personajes complejos y un retrato que cuestiona el poder y las estructuras institucionales. Sobria, tensa y crítica, es uno de los títulos más relevantes del reciente audiovisual español.




HIERRO

Una jueza llega a la isla de El Hierro para investigar un asesinato vinculado a un proyecto eólico. Pronto descubre un entramado de intereses económicos, rivalidades locales y secretos que sacuden la aparente calma insular.

Hierro destaca por su capacidad para unir el suspense policial con la vida personal de su protagonista, interpretada con solvencia por Candela Peña, quien aporta fuerza y humanidad a la jueza Candela Montes. La trama añade una dimensión íntima al mostrarla como madre de un niño con necesidades especiales.

La isla no es solo escenario: su geografía áspera y aislada refuerza la tensión y otorga un tono casi claustrofóbico. Un thriller sólido que eleva la ficción española reciente.








La Sala arranca con una propuesta original y una narrativa en forma de puzle, pero pronto evidencia carencias que lastran el resultado. El ritmo inicial es aceptable, aunque la ejecución falla en aspectos clave: personajes planos, diálogos forzados y una estructura confusa con flashbacks innecesarios.

Francesc Garrido ofrece una interpretación poco convincente, especialmente en los últimos episodios, donde los gestos repetitivos y tics sin sentido rompen la verosimilitud. Además, los diálogos grandilocuentes del protagonista suenan artificiales en un thriller que debería apostar por tensión y realismo.

Errores en el tratamiento policial y personajes femeninos relegados confirman que La Sala queda lejos de sus pretensiones, convirtiéndose en un thriller fallido más que en una renovación del género.







LA CASA DE PAPEL

Un brillante estratega, “El Profesor”, reúne a ocho especialistas para asaltar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Su objetivo: imprimir 2.400 millones de euros mientras controlan rehenes y sobreviven a una carrera contrarreloj.

La Casa de Papel combina acción trepidante con desarrollo de personajes, explorando amor, lealtad y traición. Su narrativa ágil y llena de giros inesperados mantiene la tensión constante, mientras que los atracadores, con nombres de ciudades como Tokio o Berlín, se convierten en iconos culturales.

Visualmente potente y respaldada por una banda sonora memorable —con “Bella Ciao” como himno—, la serie trasciende fronteras y se consolida como fenómeno global. Un thriller adrenalínico que marcó un antes y un después en la ficción española.






Los hombres de Paco mezcla comedia y drama policial, convirtiéndose en un clásico desde 2005. La serie sigue al inspector Paco Miranda y sus inseparables compañeros Mariano y Lucas, policías torpes pero entrañables que afrontan casos criminales mientras lidian con problemas personales en la comisaría de San Antonio.

Su mayor acierto está en el tono humano y humorístico, alejándose del estereotipo de series de crimen oscuras o tecnológicas. Equilibra acción, drama y comedia, construyendo personajes carismáticos y tramas que combinan investigación con dilemas éticos y conflictos familiares.

Con diez temporadas y un regreso en 2021, se mantiene como una de las ficciones más queridas de la televisión española: divertida, cercana y con identidad propia.

Malaka explora el lado más oscuro de Málaga, lejos de la postal turística. Narcotráfico, corrupción y crimen organizado marcan una trama donde los inspectores Darío (Salva Reina) y Blanca (Maggie Civantos) investigan una desaparición ligada al mundo de la droga. Destaca la interpretación de Laura Baena como “Tota”, una matriarca gitana que aporta fuerza y dramatismo.

La serie arranca con potencia y crea una atmósfera opresiva, pero su desenlace resulta insatisfactorio y algunos detalles sobre el tráfico de drogas carecen de realismo. Pese a estas debilidades, Malaka ofrece tensión, un reparto sólido y una mirada crítica a los problemas sociales, consolidándose como una propuesta interesante dentro del thriller policíaco español.


La Unidad se adentra en el trabajo del servicio antiterrorista de la Policía Nacional con realismo y tensión constante. A lo largo de tres temporadas, muestra operaciones de inteligencia policial con rigor, evitando tópicos y efectismos.

La serie combina acción, intriga y drama con un ritmo ágil y un guion que dosifica la información sin perder autenticidad. Destacan la cuidada ambientación, la dirección técnica y un reparto coral sobrio que aporta humanidad y credibilidad a cada personaje.

Con su enfoque detallado y su apuesta por la verosimilitud, La Unidad se consolida como una de las producciones más sólidas del thriller español reciente. Un referente que demuestra que el rigor narrativo puede convivir con la emoción.


Entrevías retrata las tensiones de un barrio madrileño marcado por el narcotráfico, con José Coronado al frente y un sólido Luis Zahera en un papel clave. La serie arranca con una propuesta atractiva, pero oscila entre el realismo crudo y clichés forzados, ofreciendo una visión reduccionista de Vallecas como territorio dominado por el crimen.

Su tratamiento superficial de temas como diversidad cultural y sexual, unido a la débil interpretación de Nona Sobo, resta credibilidad. Aun así, mantiene la tensión gracias a los enfrentamientos entre Tirso y los narcos y la ambigüedad moral de Ezequiel, que aporta matices al drama.

Entretenida y con momentos potentes, Entrevías es un thriller ambicioso que no siempre alcanza sus promesas.


RISAS DE CINE

Humor en el cine



El humor en el cine




El humor, lejos de ser únicamente un medio de entretenimiento, se erige como un reflejo de nuestras contradicciones y peculiaridades. El cine cómico utiliza la risa como medio de expresión para abordar temas de gran profundidad, que abarcan desde la hipocresía social hasta los conflictos más absurdos.  

Comedias como El guateque o Con faldas y a lo loco van más allá de la mera narración de enredos, ya que ofrecen una perspectiva crítica sobre las costumbres y prejuicios de la sociedad. Otras, como La vaquilla o La vida de Brian, utilizan el humor como un bisturí, desmontando guerras y religiones con ironía. Aqui he puesto películas que han dejado huella en la historia. El humor en estas películas nos hace pensar.



El guateque (1968)

Dirigida por Blake Edwards, esta comedia protagonizada por Peter Sellers sigue a Hrundi V. Bakshi, un actor hindú torpe que es invitado por error a una lujosa fiesta en Hollywood. Lo que parece una noche elegante se convierte en un festival de desastres, con gags visuales brillantes y humor físico al estilo clásico. Detrás de las risas, la película critica el esnobismo y la superficialidad del mundo del cine. Sellers está magistral, convirtiendo cada error en un momento memorable. El guateque sigue siendo una referencia de la comedia por su ritmo, originalidad y la capacidad de convertir lo incómodo en arte.

El regreso de la Pantera Rosa (1975)

Peter Sellers vuelve como el inspector Clouseau en esta entrega dirigida por Blake Edwards. El robo del diamante “La Pantera Rosa” desata una investigación llena de enredos y situaciones absurdas. El humor físico y los diálogos disparatados consolidan a Clouseau como uno de los personajes más queridos del cine cómico. Con su mezcla de torpeza y genialidad, Sellers convierte cada escena en un espectáculo. El regreso de la Pantera Rosa no solo es una comedia brillante, sino también una muestra del talento para fusionar intriga, ritmo y gags memorables.

El jovencito Frankenstein (1974)

Mel Brooks dirige esta parodia genial de los clásicos de terror. Gene Wilder interpreta al nieto del célebre doctor Frankenstein, que hereda el castillo familiar y se ve envuelto en experimentos tan disparatados como hilarantes. Con un guion inteligente y referencias exquisitas al cine expresionista, la película combina humor absurdo con una factura visual impecable en blanco y negro. Cada escena es un homenaje y, al mismo tiempo, una burla cariñosa a los monstruos del cine clásico. El jovencito Frankenstein es una joya que demuestra que la parodia puede ser arte.

La cena de los idiotas (1998)

Francis Veber firma esta comedia francesa de humor cruel y elegante. Cada semana, un grupo de amigos organiza cenas donde invitan a “idiotas” para burlarse de ellos. François Pignon, un ingenuo funcionario con una pasión absurda por las maquetas, se convierte en el invitado estrella… y en el desastre absoluto para su anfitrión. Lo que empieza como burla acaba revelando la verdadera idiotez: la de quienes se creen superiores. La cena de los idiotas es divertida, ácida y profundamente humana, una sátira sobre la vanidad y la empatía.

Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (2014)

Una pareja católica francesa ve cómo sus cuatro hijas se casan con hombres de diferentes orígenes: judío, musulmán, chino y africano. Las tensiones culturales y los prejuicios saltan por los aires en esta comedia fresca que reflexiona sobre la diversidad con humor amable. Philippe de Chauveron combina gags y diálogos agudos para mostrar que la convivencia no es fácil… pero es posible. Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? fue un fenómeno en Francia, recordándonos que reírnos de nuestras diferencias puede unir más que separarnos.

MASH (1970)

Robert Altman dirige esta comedia negra ambientada en la Guerra de Corea. El personal médico de un hospital quirúrgico móvil usa el humor como mecanismo de supervivencia ante el horror bélico. Entre cirugías y caos, la película combina sátira, irreverencia y crítica social, anticipando la contracultura de los años 70. MASH no solo fue un éxito de taquilla, sino también un retrato incómodo sobre la banalidad del poder y la locura de la guerra, influenciando el cine bélico y la comedia posterior.

Con faldas y a lo loco (1959)

Billy Wilder dirige esta obra maestra donde dos músicos (Tony Curtis y Jack Lemmon) huyen de la mafia disfrazados de mujeres e ingresan en una banda femenina. La llegada de Marilyn Monroe como Sugar Kane desata enredos y equívocos inolvidables. Con diálogos brillantes y un ritmo perfecto, la película desafió tabúes de su época y sigue siendo una de las mejores comedias de la historia. El famoso “Nadie es perfecto” aún resuena como ejemplo de humor inteligente.

El apartamento (1960)

Jack Lemmon y Shirley MacLaine protagonizan esta comedia agridulce de Billy Wilder. Un empleado cede su apartamento a sus jefes para citas extramatrimoniales, esperando ascender. Todo cambia cuando se enamora de la amante de su jefe. Con humor y melancolía, la película desnuda la hipocresía empresarial y la soledad urbana. Ganó cinco Óscar, incluido Mejor Película, confirmando a Wilder como maestro en mezclar risa y crítica social.

La vida de Brian (1979)

Monty Python lleva la sátira religiosa a su punto más alto con esta película irreverente y brillante. La historia sigue a Brian, un hombre que nace el mismo día que Jesús y en el pesebre de al lado, lo que lo convierte por error en el supuesto Mesías. A partir de ahí, se desencadenan situaciones absurdas que critican el fanatismo, la obediencia ciega y las contradicciones de las masas. Con un humor inteligente y provocador, la película desmonta dogmas sin caer en la burla fácil. Sus diálogos memorables y escenas icónicas, como el “Always Look on the Bright Side of Life”, la han convertido en una comedia de culto que sigue generando debate y carcajadas más de 40 años después.

Atrapado en el tiempo (1993)

Bill Murray protagoniza esta comedia fantástica convertida en clásico. La trama sigue a Phil Connors, un meteorólogo egocéntrico que, tras cubrir el Día de la Marmota en un pequeño pueblo, queda atrapado en un bucle temporal reviviendo la misma jornada una y otra vez. Lo que comienza como una situación desesperante se transforma en un viaje hacia la empatía, el amor y la superación personal. Dirigida por Harold Ramis, la película equilibra humor, romance y reflexión filosófica, planteando una pregunta simple pero poderosa: ¿qué harías si tuvieras todo el tiempo del mundo? Con un guion ingenioso y una interpretación icónica de Murray, sigue siendo una historia inspiradora sobre segundas oportunidades y la posibilidad de reinventarse.