El humor en el cine
El humor, lejos de ser únicamente un medio de entretenimiento, se erige como un reflejo de nuestras contradicciones y peculiaridades. El cine cómico utiliza la risa como medio de expresión para abordar temas de gran profundidad, que abarcan desde la hipocresía social hasta los conflictos más absurdos.
Comedias como El guateque o Con faldas y a lo loco van más allá de la mera narración de enredos, ya que ofrecen una perspectiva crítica sobre las costumbres y prejuicios de la sociedad. Otras, como La vaquilla o La vida de Brian, utilizan el humor como un bisturí, desmontando guerras y religiones con ironía. Aqui he puesto películas que han dejado huella en la historia. El humor en estas películas nos hace pensar.
El guateque (1968)
Dirigida por Blake Edwards, esta comedia protagonizada por Peter Sellers sigue a Hrundi V. Bakshi, un actor hindú torpe que es invitado por error a una lujosa fiesta en Hollywood. Lo que parece una noche elegante se convierte en un festival de desastres, con gags visuales brillantes y humor físico al estilo clásico. Detrás de las risas, la película critica el esnobismo y la superficialidad del mundo del cine. Sellers está magistral, convirtiendo cada error en un momento memorable. El guateque sigue siendo una referencia de la comedia por su ritmo, originalidad y la capacidad de convertir lo incómodo en arte.
El regreso de la Pantera Rosa (1975)
Peter Sellers vuelve como el inspector Clouseau en esta entrega dirigida por Blake Edwards. El robo del diamante “La Pantera Rosa” desata una investigación llena de enredos y situaciones absurdas. El humor físico y los diálogos disparatados consolidan a Clouseau como uno de los personajes más queridos del cine cómico. Con su mezcla de torpeza y genialidad, Sellers convierte cada escena en un espectáculo. El regreso de la Pantera Rosa no solo es una comedia brillante, sino también una muestra del talento para fusionar intriga, ritmo y gags memorables.
El jovencito Frankenstein (1974)
Mel Brooks dirige esta parodia genial de los clásicos de terror. Gene Wilder interpreta al nieto del célebre doctor Frankenstein, que hereda el castillo familiar y se ve envuelto en experimentos tan disparatados como hilarantes. Con un guion inteligente y referencias exquisitas al cine expresionista, la película combina humor absurdo con una factura visual impecable en blanco y negro. Cada escena es un homenaje y, al mismo tiempo, una burla cariñosa a los monstruos del cine clásico. El jovencito Frankenstein es una joya que demuestra que la parodia puede ser arte.
La cena de los idiotas (1998)
Francis Veber firma esta comedia francesa de humor cruel y elegante. Cada semana, un grupo de amigos organiza cenas donde invitan a “idiotas” para burlarse de ellos. François Pignon, un ingenuo funcionario con una pasión absurda por las maquetas, se convierte en el invitado estrella… y en el desastre absoluto para su anfitrión. Lo que empieza como burla acaba revelando la verdadera idiotez: la de quienes se creen superiores. La cena de los idiotas es divertida, ácida y profundamente humana, una sátira sobre la vanidad y la empatía.
Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (2014)
Una pareja católica francesa ve cómo sus cuatro hijas se casan con hombres de diferentes orígenes: judío, musulmán, chino y africano. Las tensiones culturales y los prejuicios saltan por los aires en esta comedia fresca que reflexiona sobre la diversidad con humor amable. Philippe de Chauveron combina gags y diálogos agudos para mostrar que la convivencia no es fácil… pero es posible. Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? fue un fenómeno en Francia, recordándonos que reírnos de nuestras diferencias puede unir más que separarnos.
MASH (1970)
Robert Altman dirige esta comedia negra ambientada en la Guerra de Corea. El personal médico de un hospital quirúrgico móvil usa el humor como mecanismo de supervivencia ante el horror bélico. Entre cirugías y caos, la película combina sátira, irreverencia y crítica social, anticipando la contracultura de los años 70. MASH no solo fue un éxito de taquilla, sino también un retrato incómodo sobre la banalidad del poder y la locura de la guerra, influenciando el cine bélico y la comedia posterior.
Con faldas y a lo loco (1959)
Billy Wilder dirige esta obra maestra donde dos músicos (Tony Curtis y Jack Lemmon) huyen de la mafia disfrazados de mujeres e ingresan en una banda femenina. La llegada de Marilyn Monroe como Sugar Kane desata enredos y equívocos inolvidables. Con diálogos brillantes y un ritmo perfecto, la película desafió tabúes de su época y sigue siendo una de las mejores comedias de la historia. El famoso “Nadie es perfecto” aún resuena como ejemplo de humor inteligente.
El apartamento (1960)
Jack Lemmon y Shirley MacLaine protagonizan esta comedia agridulce de Billy Wilder. Un empleado cede su apartamento a sus jefes para citas extramatrimoniales, esperando ascender. Todo cambia cuando se enamora de la amante de su jefe. Con humor y melancolía, la película desnuda la hipocresía empresarial y la soledad urbana. Ganó cinco Óscar, incluido Mejor Película, confirmando a Wilder como maestro en mezclar risa y crítica social.
La vida de Brian (1979)
Monty Python lleva la sátira religiosa a su punto más alto con esta película irreverente y brillante. La historia sigue a Brian, un hombre que nace el mismo día que Jesús y en el pesebre de al lado, lo que lo convierte por error en el supuesto Mesías. A partir de ahí, se desencadenan situaciones absurdas que critican el fanatismo, la obediencia ciega y las contradicciones de las masas. Con un humor inteligente y provocador, la película desmonta dogmas sin caer en la burla fácil. Sus diálogos memorables y escenas icónicas, como el “Always Look on the Bright Side of Life”, la han convertido en una comedia de culto que sigue generando debate y carcajadas más de 40 años después.
Atrapado en el tiempo (1993)
Bill Murray protagoniza esta comedia fantástica convertida en clásico. La trama sigue a Phil Connors, un meteorólogo egocéntrico que, tras cubrir el Día de la Marmota en un pequeño pueblo, queda atrapado en un bucle temporal reviviendo la misma jornada una y otra vez. Lo que comienza como una situación desesperante se transforma en un viaje hacia la empatía, el amor y la superación personal. Dirigida por Harold Ramis, la película equilibra humor, romance y reflexión filosófica, planteando una pregunta simple pero poderosa: ¿qué harías si tuvieras todo el tiempo del mundo? Con un guion ingenioso y una interpretación icónica de Murray, sigue siendo una historia inspiradora sobre segundas oportunidades y la posibilidad de reinventarse.