“Las películas son como ventanas, pero a veces también pueden ser espejos.”
Desde niño, en los años 60, descubrí mi pasión por el cine en Badajoz, en dos salas que marcaron época: el Teatro López de Ayala y el desaparecido Menacho. Ir al cine entonces era todo un acontecimiento. Las películas del oeste, de aventuras o de cualquier género llenaban de emoción aquellas tardes. El Menacho, hoy sustituido por una tienda, tenía un encanto especial, como tantos cines antiguos que dejaron huella en sus espectadores.
Con el tiempo, mi afición por el cine ha cambiado, pero sigo sintiendo la misma curiosidad por descubrir —o volver a ver— películas que considero auténticas joyas. En esta recopilación comparto algunas de mis favoritas, con comentarios y reflexiones que reflejan por qué las valoro tanto. Algunas me impactaron desde la primera vez; otras han crecido en significado con los años. Todas forman parte de mi homenaje al cine, una pasión que me acompaña desde siempre.
Gladiator (2000)
Ridley Scott revitalizó el género del péplum con Gladiator, una epopeya que combina acción espectacular, drama intenso y una puesta en escena monumental. Ganadora del Oscar a Mejor Película, esta obra marcó un hito en el cine épico moderno.
La historia sigue a Máximo Décimo Meridio (Russell Crowe), un general romano traicionado por el corrupto emperador Cómodo (Joaquin Phoenix). Convertido en esclavo y gladiador, luchará por sobrevivir y vengar la muerte de su familia, en un viaje que es tanto personal como político.
Con secuencias de combate inolvidables, una fotografía majestuosa y la música inmortal de Hans Zimmer, Gladiator es un espectáculo grandioso que combina épica, emoción y reflexión sobre el poder y la libertad. Una obra que trasciende su género para convertirse en leyenda.
Sicario (2015)
Dirigida por Denis Villeneuve, Sicario es un retrato brutal de la guerra contra el narcotráfico. Emily Blunt interpreta a una agente del FBI arrastrada a una operación encubierta donde reina la ambigüedad moral. Benicio del Toro, como Alejandro, se roba cada escena con su presencia silenciosa e intensa. La fotografía resalta el desierto como un paisaje hostil, reforzando la tensión constante. Un thriller seco, inquietante y preciso.
Sicario: Día del Soldado (2018)
La secuela lleva la oscuridad aún más lejos. Alejandro (Benicio del Toro) y Matt (Josh Brolin) operan al margen de la ley para desatar una guerra entre cárteles. Sin la brújula moral de Emily Blunt, la historia se vuelve más nihilista. La relación entre Alejandro e Isabel aporta humanidad al sicario. Visualmente árida y tensa, explora la violencia como rutina sin redención.
Salvar al Soldado Ryan (1998)
Spielberg redefine el cine bélico con una historia sobre sacrificio y humanidad. El desembarco en Normandía es una secuencia inolvidable. Tom Hanks lidera una misión para rescatar a un soldado, símbolo de esperanza. Realismo crudo, emoción honesta y una narrativa que honra la vida en medio del caos.
Mejor... Imposible (1997)
Una comedia romántica con alma. Jack Nicholson encarna a un escritor maniático y sarcástico que, gracias a una camarera (Helen Hunt) y un vecino artista (Greg Kinnear), aprende a abrir su corazón. Tierna, sarcástica y profundamente humana, habla de transformación a través del amor y la empatía.
Cadena Perpetua (1994)
Andy Dufresne, condenado injustamente, encuentra libertad en la esperanza. Su amistad con Red, narrada por Morgan Freeman, es el corazón de esta historia sobre redención. La prisión es sombría, pero la luz de la perseverancia ilumina el camino. Una oda al alma humana y su capacidad de resistir.
La Chaqueta Metálica (1987)
Stanley Kubrick ofrece uno de los retratos más brutales y complejos de la guerra en La Chaqueta Metálica. La película se divide en dos actos: el adiestramiento militar en Parris Island y el frente de batalla en Vietnam. Un viaje desde la deshumanización hasta el absurdo total del combate.
Visualmente fría y con diálogos memorables, La Chaqueta Metálica es una de las obras más incisivas sobre la guerra y la condición humana.
Black Hawk Down (2001)
Ridley Scott convierte el caos bélico en una experiencia visceral en Black Hawk Down. Basada en hechos reales, la película reconstruye la fallida operación militar estadounidense en Mogadiscio (Somalia) en 1993, cuando un ataque de rutina se convierte en una pesadilla urbana.
Seven (1995)
Seven es el thriller psicológico por excelencia. Explora la corrupción moral y la oscuridad que habita en la sociedad. Con una atmósfera opresiva y un tono sombrío, se ha convertido en un referente indiscutible del cine moderno.
La historia sigue a dos detectives —Morgan Freeman y Brad Pitt— que persiguen a un asesino en serie obsesionado con los siete pecados capitales. Lo que parece un caso más se convierte en un descenso a los infiernos, donde cada pista revela la fragilidad moral de sus protagonistas.
Con fotografía lúgubre, narrativa impecable y un clímax inolvidable, Seven es más que un thriller: es una experiencia que incomoda, atrapa y perdura.
The Mission (1986)
La historia sigue a Rodrigo Mendoza (Robert De Niro), un mercenario que, tras un crimen, busca redención uniéndose a los jesuitas en su misión de proteger a los guaraníes. Frente a él, Padre Gabriel (Jeremy Irons) encarna la espiritualidad pacífica que desafía el poder político y económico. La tensión entre la espada y la fe desemboca en un final tan trágico como poético.
Con fotografía majestuosa y la inolvidable música de Ennio Morricone, The Mission trasciende el cine para convertirse en una reflexión sobre la dignidad humana y el sacrificio. Roland Joffé dirige una de las películas más hermosas y conmovedoras del cine moderno. Ganadora de la Palma de Oro, es una joya imprescindible.
Los Intocables de Eliot Ness (1987)
Brian De Palma transforma la historia real de Eliot Ness y su cruzada contra Al Capone en un espectáculo visual inolvidable. Con guion de David Mamet y estética que rinde homenaje al cine clásico, Los Intocables se ha convertido en un icono del género policial.
La trama sigue a Ness (Kevin Costner), decidido a enfrentar la corrupción y el imperio criminal de Capone (Robert De Niro) durante la Ley Seca. Recluta a un equipo heterodoxo liderado por Malone (Sean Connery), en un papel que le valió el Oscar.
Con secuencias memorables —como la del tiroteo en la estación— y música épica de Morricone, esta película combina tensión, acción y estilo con un clímax de pura clase cinematográfica.
El Nombre de la Rosa (1986)
Basada en la célebre novela de Umberto Eco, El Nombre de la Rosa combina intriga detectivesca, reflexión filosófica y una atmósfera sombría que envuelve cada fotograma. Jean-Jacques Annaud dirige esta obra única en el cine histórico.
Guillermo de Baskerville (Sean Connery) y su aprendiz Adso (Christian Slater) investigan una serie de muertes misteriosas en una abadía benedictina. Lo que empieza como un caso racional se convierte en un viaje hacia el corazón oscuro de la Edad Media.
Con actuaciones memorables y un guion que respeta la esencia del libro, es mucho más que un misterio: es una reflexión sobre la verdad, el conocimiento y la intolerancia.
French Connection (1971)
William Friedkin revolucionó el thriller policial con esta obra inspirada en hechos reales. Los detectives Popeye Doyle (Gene Hackman) y Buddy Russo (Roy Scheider) persiguen a una red internacional de narcotráfico en Nueva York, en una caza implacable llena de tensión.
French Connection destaca por su realismo, atmósfera urbana y una de las persecuciones en coche más icónicas del cine. Ganadora del Oscar a Mejor Película, Director y Actor, sigue siendo un referente del género policial por su crudeza y ritmo frenético.
Mátalos Suavemente (Killing Them Softly, 2012)
Andrew Dominik dirige un neo-noir cargado de sátira política y violencia contenida. Todo comienza con el robo a una partida de póker ilegal que desata el caos en los bajos fondos. Jackie Cogan (Brad Pitt), un sicario meticuloso, recibe la misión de restaurar el orden “suavemente”, sin levantar ruido.
La película retrata un mundo criminal donde las reglas son tan frías como las leyes del mercado. Con fotografía sombría, diálogos afilados y violencia seca, Mátalos Suavemente convierte un thriller en un comentario mordaz sobre la corrupción y el capitalismo.
Leaving Las Vegas (1995)
Un relato descarnado sobre la autodestrucción y la necesidad de afecto. Ben Sanderson (Nicolas Cage), un guionista alcohólico al borde del abismo, decide mudarse a Las Vegas para beber hasta morir. Allí conoce a Sera (Elisabeth Shue), una prostituta que le ofrece compañía sin juzgarlo. Entre ambos surge una relación tan extraña como profunda, marcada por la ternura en medio de la desesperanza.
Mike Figgis dirige una historia íntima, dura y conmovedora, que huye del sentimentalismo fácil. Con interpretaciones magistrales —Cage ganó el Oscar por este papel—, música melancólica y una atmósfera decadente, Leaving Las Vegas se consolida como una de las películas más intensas de los 90. Un drama que duele, pero que no se olvida.
En Tierra de Santos y Pecadores (2023)
Liam Neeson interpreta a Finbar Murphy, un exasesino que busca redención en una remota aldea irlandesa. Su deseo de paz se ve truncado cuando un comando terrorista liderado por Doireann (Kerry Condon) amenaza a la comunidad. Finbar deberá elegir entre revelar su pasado o arriesgarlo todo por proteger a los suyos.
Dirigida por Robert Lorenz, esta película es un thriller con alma de western moderno: violencia contenida, paisajes desolados y un dilema moral en el centro. Sin recurrir a excesos, mantiene una tensión constante mientras explora temas como culpa, justicia y redención.